domingo, 17 de julio de 2016

RENACER Esta carta describe la evolución de la consciencia, tal como la desarrolla Friedrich Nietzsche en Así habló Zaratustra. En este libro habla de tres niveles: el camello, el león y el niño. El camello está adormecido, es soso, conformista. Vive engañado pensando que es la cumbre de una montaña, cuando en realidad está tan preocupado por la opinión de los demás que apenas tiene energía propia. Surgiendo del camello está el león. Cuando nos damos cuenta de que hemos estado desperdiciando la vida, empezamos a decir no a las demandas ajenas. Nos salimos de la multitud, solos y orgullosos, rugiendo nuestra verdad. Pero éste no es el final. Al final emerge el niño; no es rebelde ni conformista, sino inocente, espontáneo y en armonía con su propio ser. Sea cual sea el espacio en el que estás ahora mismo (soñoliento y deprimido, o rugiente y rebelde), sé consciente de que, si lo permites, se transformará en algo nuevo. Es una época de crecimiento y cambio. Para el Zen, vienes de la nada y estás yendo a la nada. Estás en el Aquí y Ahora. Ni vas ni vienes. Todo pasa a través tuyo: tu consciencia lo refleja pero no se identifica. Cuando un león ruge frente a un espejo, ¿crees que es el espejo el que ruge? O, cuando el león se ha ido y llega un niño bailando, y entonces el espejo se olvida completamente del león y empieza a danzar con el niño, ¿crees realmente que el espejo danza con el niño? El espejo no hace nada: simplemente refleja. Tu consciencia es únicamente un espejo. Ni vienes ni vas. Las cosas van y vienen. Te vuelves joven, te vuelves viejo; estás vivo, estás muerto. Todos estos estados son simples reflejos en un remanso eterno de consciencia. OSHO, Live Zen.

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